La música andalusí[1] (también llamada arábigo-andaluza,[2] [3] [4] árabo-andalusí,[5] arabo-andaluza[6] o árabo-andaluza[7] ) es un estilo de música árabe que se da en el África del Norte, aunque también se dio en al-Ándalus entre los siglos IX y XV. Se asocia con Marruecos, en donde recibe el nombre de al-Âla, aunque también se encuentra en la tradición de Argelia (en donde recibe el nombre de Gharnâtî, San'a, Ma'luf. Depende de la ciudad), en Túnez y en Libia (más conocida como Ma'luf). La música popular, como el chaabi y el Hawzi en Argelia, han contribuído al desarrollo de este estilo de música clásica en un ambiente más moderno.
Se dice que la música clásica andalusí nació durante el Califato de Córdoba en el siglo IX. El músico iraquí Ziryab, músico de la corte de Abd al-Rahman II en Córdoba, muerto en el año 857, ha sido considerado históricamente como su inventor. Posteriormente, el poeta, compositor y filósofo Ibn Bajjah de Zaragoza (muerto en el año 1139), ha combinado el estilo de Ziryab con la música clásica occidental para producir un estilo totalmente nuevo que se expandió por la Península Ibérica y el África del Norte.
Durante el siglo XI, la España y el Portugal moro se habían convertido en un centro de manufactura de instrumentos. Estos productos se han ido introduciendo gradualmente en Francia, influenciando a los trovadores, y han ido llegando al resto de Europa. Las palabras laúd, rabel, guitarra y órgano derivan del árabe oud, rabab, qitara y urghun.
La música clásica de al-Ándalus alcanzó el África del Norte gracias a siglos de intercambio comercial, a la dinastía Almohade y, más tarde, a la dinastía Benimeriní. La llegada masiva, y los consecuentes reasentamientos, de moriscos y sefardíes procedentes de Córdoba, Sevilla, Valencia y Granada, debido a la Reconquista, dieron una mayor expansión a la música andalusí.
martes, 17 de noviembre de 2009
Música Andalusí
martes, 10 de noviembre de 2009
VIDEOS EMIRATO Y CALIFATO
El territorio andalusí se convierte, tras la conquista, en una parte más del Califato Omeya como Emirato dependiente de Damasco si bien la distancia que le separaba de la sede del Califato permitió a sus gobernadores gozar de una relativa autonomía. En 755 llegó al-Ándalus el futuro Abd al-Rahman I, único sobreviviente omeya de la masacre perpetrada contra esta dinastía por los abbasíes. Un año más tarde se proclamaba emir independiente. A pesar de ello, continuó reconociendo la autoridad religiosa del nuevo califa abbasí cuya corte se había trasladado a Bagdad.
El paso definitivo se consumó con Abd al-Rahman III. Este monarca conjuró los problemas internos y externos, pacificando el levantisco territorio peninsular y enfrentándose a la amenaza del recién instaurado califato fatimí de El Cairo. Ello le permitió proclamarse Califa en el 929, afirmando su autoridad política y religiosa respecto a abbasíes y fatimíes. El califato de al-Andalus constituyó uno de los momentos de mayor esplendor y brillantez cultural aunque su florecimiento fue poco duradero. El comienzo del fin empieza a atisbarse cuando Almanzor relegó a Hixam II (976-1013) y acaparó el poder. A la muerte del hijo y sucesor de Almanzor se desencadenaron las luchas civiles entre facciones para imponer su propio candidato, lo que determinó la independencia de los diferentes territorios y la abolición del califato en el año 1031
En el terreno artístico, el emirato andalusí utilizó un comportamiento que en nada se alejaba del practicado en el resto del Califato Omeya. Es decir la adecuación de fórmulas y elementos de las culturas que les habían precedido, en este caso del mundo romano y visigodo. En ningún momento se produjo una repetición literal de motivos y formas. Al contrario, su sabia incorporación y asimilación se tradujo en una verdadera eclosión creadora cuyo momento cumbre es el arte califal. En él, se fundieron elementos de la tradición local hispanorromano-visigoda con elementos orientales, tanto bizantinos y omeyas como abbasíes.
Video de la Mezquita de Córdoba
Al inicio del vídeo sale una panorámica de la mezquita y una pequeña parte de la ciudad.
Después te explica las etapas de su construcción, desde el año 785 (Abd al-Raman I) hasta que se termina de ampliar. La mezquita en esta época inicial contaba con 10 naves, 130 columnas y una longitud de 74 metros. Hacia el año 833, Abd al-Raman II amplía solo las naves. Más tarde en el año 945 (Abd al-Raman III) con el que la mezquita tenía un patio y la Alminar.
En el vídeo en contramos la Mezquita Que esta formada por más de 800 columnas y arcos que se distribuyen geométricamente y que se esconden a la vista allá en el fondo, en un paisaje sin final. Fue el propio Abd al-Rahman I el que comenzó su construcción, edificando su primer oratorio a mediados del siglo VIII, inspirándose en una mezquita que existía por aquel entonces en Jerusalém. El resultado fue la construcción de once naves con 110 columnas en mármol y granito, con capiteles romanos y bizantinos. Sobre ellos, arcos abovedados en colores rojos y blancos. Su descendiente, Abd al-Rahman III, ordenó erigir el alminar medio siglo más tarde, mientras que Al-Hakam II amplió la mezquita otros doce tramos más. De la posterior época de Al-Manzor es la parte en que las columnas son de mármol azul, época en que casi se dobló en tamaño la superficie de la Mezquita, hasta alcanzar los 24.000 m2 que tiene.